Tengo una planta
en mi espalda,
entre la vida y la no-ser (-vicio).
Crece como condenada a sulfurar por malicia.
Cuando me levanto,
temprano en la mañana,
sale un pájaro de mi cabeza
y la visita. Su canto la mata
todos los días y nace no sé cómo.
A veces, quisiera y no,
que ya no estuviera ahí. Ni
siquiera la veo mucho, aunque
sé que está ahí.
Mandrágora amapolada,
ser tu esclavo quisiera,
pero tengo un girasol dentro
de los ojos negros de su inocencia.
Una V y una T
Mala fortuna
vete ya.
Me cansé
de la buena palabra,
perra vida.
Me cansé
de la buena vida,
perra palabra.
Tengo una lengua a carbón
que se muere por ti a cada tranco.
¡Ayayay! ¡ayayay!
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