El costo

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Cómo habría de decir la noche
que su junta ha desvanecido el largo camino que supone
la liberación.

No se trata de contar, de decir cuánto. Eso sería un decir, una explicación
de clases, de cómo se mueve tu mano en la mesa mientras cambia
el sonido de nuestras gargantas.

la cosa es cómo hacer que sea un hombre y una mujer, cómo tomarnos en el voltear
toda la risa hacia dentro y hacer de la rabia un mar de ruidos que estremezcan la vida

se me hacen obstáculos las voces que matan los pájaros, esas voces tremendas avanzando en el aire de los silencios en mi habitación, ese callar constante de mis almohadas solas, de mis compañías solas

el costo es un cuadro en el muro de una señora café, de su rostro diciéndonos que suramérica no existe, que murió nunca
¿nunca te ha entrado el humo en la cabeza, esa sensación de la muerte avanzando por las sienes al compás del avance de los dedos sin razón?

Callando contra

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Contra tu cara la bandera estrojas
las gajes indicios de un medio porvenir
hay pocos alcances en tu simetría defundada, redestructurada
no me sigan las manos y las pieles en su síntoma estropajo

somos cuatro en la mesa, pero cada ninguno
tiene un nombre perdido y me sangran las encias
y soy una muda ignorancia frente
a las fuerzas de las trompetas que caen desde las jaurías del cielo

y sólo a veces por despecho