Dos hoyos en el piso.
Uno claro, a la izquierda de las repisas;
el otro, encima del anterior.
Una y otra vez beben de sus cafés.
La tierra me trago con una cucharada
y se me llena la panza,
se me nubla la vista.
Ay, ven luego.
Se me desprenden la mano y la boca,
el ombligo de la mente se retuerce y me pregunto por ti.
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Amaru