Es extraña la entraña que se hace entre nosotros, que
se va deshaciendo en nuestros cuerpos y que avanza entre mis gatitos.
Pero la vida nace de nuevo en las ubicaciones que cualquiera le encuentre.
No habrá figuras, no hay maltatros en un beso honesto.
No hay mensajes oscuros, ni pasados ni futuros.
Vengo apretando el freno, para que paren los hechos que están ocurriendo.
Santiago, ahogo de nuestras carnes, del dolor que se hace en mis estómago.
Un sonido, una bocina, una irresponsabilidad en lo alto.
No quiero el movimiento, los vacíos no se llenan hoy por hoy de manera inteligente. El arte se pretende una creación en el espacio, pero no sabe rellenar el vacío ni siquiera en los bordes. Aunque las hojas se caigan desde las esquinas de los departamentos, sin permiso de todas las autoridades del mundo.
Un viaje comienza con amarrarse las zapatillas, con hacerse cargo del propio peso en las sienes y de vender bien los sentimientos a quien los necesite. Varios elementos escuchando en la mente, las horlas entretejidas por mi mano azul. Mi ciudad se niega a darme asilo, a si quiera atrapar la gente bifurcada, al final se escriben cosas que no tienen utilidad en nuestro tiempo. Deberíamos correr con un grito rojo en la garganta y e pelo muy muy negro, mordiendo a todos esos chuchesumadres. El terror amparado por todas las lesas humanidades,
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Amaru