Sólo a veces llevo una cinta roja
en mis caderas, mientras
el viento hace las tareas
de planificar mi suerte entre las vidas que aún no ahogo.
Y es que voy acortando las caras de los viajeros que me desacompañan tanto,
no quería moverme tanto ni quería hacer estragos la corbata de mis sienes.
No podría, no podría.
Soy una luz bendita que se encoge en tus palabras gotas de sangre
e n la repisa y en tus uñas muertas de frío, no huyo de mis sarcasmos y espero esta velada junto a la noche misma
entre las esperas de una vida.
Solamente una cinta me vuelvo en el agua que estruja tu
poblada muerte y tu rabia que ahorca mis espesos mareos
dentro de tu boca que
sabe a robos.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por tus comentarios! Luego te respondo. Nos vemos.
Amaru