Planta

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Tengo una planta en mi espalda, entre la vida y la no-ser (-vicio). Crece como condenada a sulfurar por malicia. Cuando me levanto, temprano en la mañana, sale un pájaro de mi cabeza y la visita. Su canto la mata todos los días y nace no sé cómo. A veces, quisiera y no, que ya no estuviera ahí. Ni siquiera la veo mucho, aunque sé que está ahí. Mandrágora amapolada, ser tu esclavo quisiera, pero tengo un girasol dentro de los ojos negros de su inocencia.

3 comentarios:

Migdalia B. Mansilla R. dijo...

Impactante tu poema.
Tu blog en ele nuestro y las alas de este pájaro intentan dejar de ser prohibidas, sólo libres y transparentes en su volar.

Besos,
Migdalia y Delsye

A.F. dijo...

hola...tienes caleta de lenguaje propio...que es lumitante?

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Amaru