Pensar en ti
Ayer.
me.
1. pron. person. Forma de dativo o acusativo de 1.ª persona singular en masculino y femenino. No admite preposición y se puede usar como enclítico. Me oyó. Óyeme.
Aviso
La palabra puse no está en el Diccionario.
a1.
1. f. Primera letra del abecedario español y del orden latino internacional, que representa un fonema vocálico abierto y central.
a2.
1. prep. Precede a determinados complementos verbales, como el complemento indirecto y el complemento directo cuando este es de persona determinada o está de algún modo personificado. Legó su fortuna a los pobres. Respeta a los ancianos. El gato persigue a un ratón.
2. prep. Precede al infinitivo regido por un verbo que indica el comienzo, aprendizaje, intento, logro, mantenimiento o finalidad de la acción. Empezar a correr. Enseñar a leer. Disponerse a escapar.
3. prep. Precede al complemento de nombres y verbos de percepción y sensación, para precisar la sensación correspondiente. Sabor a miel. Huele a chamusquina.
4. prep. Precede al complemento nominal o verbal que es régimen de ciertos verbos. Condenar a muerte. Jugar a las cartas.
6. prep. Indica la dirección que lleva o el término a que se encamina alguien o algo. Voy a Roma, a palacio. Estos libros van dirigidos a tu padre. U. en frs. elípticas imper. ¡A la cárcel! ¡A comer!
9. prep. Designa el intervalo de lugar o de tiempo que media entre una cosa y otra. De calle a calle. De once a doce del día.
11. prep. Precede a la designación del precio de las cosas. A veinte reales la vara. A cincuenta la fanega.
13. prep. Ante infinitivo, en expresiones de sentido condicional, equivale a la conjunción si con indicativo o subjuntivo. A decir verdad. A saber yo que había de venir.
pensar1.
¶
MORF. conjug. c. acertar.
en.
1. prep. Denota en qué lugar, tiempo o modo se realiza lo expresado por el verbo a que se refiere. Pedro está en Madrid. Esto sucedió en Pascua. Tener en depósito.
6. prep. Luego que, después que. En poniendo el general los pies en la playa, dispara la artillería.
ti.
1. pron. person. Forma de 2.ª persona singular en masculino o femenino, común a los casos genitivo, dativo, acusativo y ablativo. U. siempre con preposición, y cuando esta es con, se dice contigo.
y1.
1. f. Vigésima octava letra del abecedario español, y vigésima quinta del orden latino internacional, que representa un fonema consonántico palatal y sonoro. Su nombre es i griega o ye. En algunas áreas importantes, como el Río de la Plata, se articula generalmente con rehilamiento. Cuando es final de palabra se pronuncia como semivocal; p. ej., en soy, buey. La conjunción y se pronuncia como consonante cuando la palabra anterior termina en vocal y la siguiente empieza también en vocal; p. ej., en este y aquel; representa a la vocal i si está entre consonantes, p. ej., en hombres y mujeres; y adquiere valor de semivocal o semiconsonante cuando forma diptongo con la última vocal de la palabra anterior, p. ej., en yo y tú, o con la primera vocal de la palabra siguiente, p. ej., en parientes y amigos.
ORTOGR. Estas variantes fonéticas no modifican la grafía de la conjunción y.
y2.
1. conj. copulat. U. para unir palabras o cláusulas en concepto afirmativo. Si se coordinan más de dos vocablos o miembros del período, solo se expresa, generalmente, antes del último. Ciudades, villas, lugares y aldeas. El mucho dormir quita el vigor al cuerpo, embota los sentidos y debilita las facultades intelectuales.
2. conj. copulat. U. para formar grupos de dos o más palabras entre los cuales no se expresa. Hombres y mujeres, niños, mozos y ancianos, ricos y pobres, todos viven sujetos a las miserias humanas. Se omite a veces por asíndeton. Acude, corre, vuela. Ufano, alegre, altivo, enamorado. Se repite otras por polisíndeton. Es muy ladino, y sabe de todo, y tiene una labia...
tus.
Aviso
La palabra palabras no está en el Diccionario.
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Proudhon - Qué es la propiedad
o, es decir, el ser vivi
la cualidad esencial d
mal que vive en socieda
en una palabra, sistem
condiciones: ¿cuáles
ciedad humana? ¿Qué
decir con las filósofo
oz celeste e inmortal, u
todo hombre al venir
el grito de la concien
to, la inclinación de la
n entendido; o bien es
la razón práctica, la c
s una atracción pasion
o, pero es perfectamen
es diez páginas más, l
omenzada.
ón hizo que de tiempo en tie
n a los reyes, lo que obligó
egítimos, y a los otros como
mente a los nombres, porque
portables. Toda monarquía p
ible de gobierno, pero legítim
n, ni el sufragio universal, ni
ón de la religión y del tiemp
orma que se manifieste, el g
surdo.
, para conseguir la más rápi
es, busca la regia. En su orig
angible; es su padre, su amo
más obediente es y mayor y m
rige. Pero el hombre, cuya l
s órdenes de sus superiores,
ontra la autoridad, un princip
en que el hombre trata de ha
un rebelde. Si obedece, no p
o es justo, a su juicio, puede
y que el individuo es rey de
girle y no le ofrezca como g
na mayoría; porque, más o m
a en mayoría, y el imprudent
s.
¡Oh Dios de libertad
y de igualdad!
la cualidad esencial d
mal que vive en socieda
en una palabra, sistem
condiciones: ¿cuáles
ciedad humana? ¿Qué
decir con las filósofo
oz celeste e inmortal, u
todo hombre al venir
el grito de la concien
to, la inclinación de la
n entendido; o bien es
la razón práctica, la c
s una atracción pasion
o, pero es perfectamen
es diez páginas más, l
omenzada.
ón hizo que de tiempo en tie
n a los reyes, lo que obligó
egítimos, y a los otros como
mente a los nombres, porque
portables. Toda monarquía p
ible de gobierno, pero legítim
n, ni el sufragio universal, ni
ón de la religión y del tiemp
orma que se manifieste, el g
surdo.
, para conseguir la más rápi
es, busca la regia. En su orig
angible; es su padre, su amo
más obediente es y mayor y m
rige. Pero el hombre, cuya l
s órdenes de sus superiores,
ontra la autoridad, un princip
en que el hombre trata de ha
un rebelde. Si obedece, no p
o es justo, a su juicio, puede
y que el individuo es rey de
girle y no le ofrezca como g
na mayoría; porque, más o m
a en mayoría, y el imprudent
s.
¡Oh Dios de libertad
y de igualdad!
Foucault - Las palabras y las cosas
mos tomado la costum
ecidas? ¿Cuál es esta
determinada por un e
puesta por contenidos
ta de ligar las consecu
e ajustar y de empalm
e, nada más empírico
n de un orden de las
guaje más fiel y mejo
ia que no nos dejem
de formas. Y, sin em
podría muy bien ace
as por razón de tal o c
ra la más ingenua de
na distinción que no
la aplicación de un c
—una definición de lo
r las semejanzas y las
fectar tales segmentos
ferencia y por debajo
para el establecimiento
lo que se da en las c
n la cual se miran en c
o ser a través de la rej
je; y sólo en las casil
ofundidad como ya e
de ser enunciado.
suficientemente privile
orden de las cosas, para
ara que la moneda, si e
lenguaje. Lo que el álg
signos y, en particular,
stitución y manifestació
Sin embargo, existe una
ación sea el lenguaje esp
n el discurso natural d
erencias, una de las cu
signos verbales de los d
a permite distinguir la t
e los precios.
bre su relación con lo im
se esbozó primero a tra
edida misma en que h
riori y el motivo trasc
oso parentesco, la vecin
s análisis empíricos del
r una reducción al cogi
n ontológica. Bajo nu
cesa de desanudarse e
sar suyo, y una ontolog
primacía del "pienso".
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ia que no nos dejem
de formas. Y, sin em
podría muy bien ace
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Sin embargo, existe una
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n ontológica. Bajo nu
cesa de desanudarse e
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primacía del "pienso".
George Lucas o Georg Lukács
recisamente en los más
as novelas cortas de Sol
de la "demostración de lo
"descripción verídica de
(ibíd., pág. 8) y, en parti
de los campos de conce
mbolo de lo cotidiano" (
e concentración cualqui
.). De inmediato, Lukács
en un principio: "Sin rev
o del presente" (ibíd.).
as novelas cortas de Sol
de la "demostración de lo
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(ibíd., pág. 8) y, en parti
de los campos de conce
mbolo de lo cotidiano" (
e concentración cualqui
.). De inmediato, Lukács
en un principio: "Sin rev
o del presente" (ibíd.).
ra una exposició
modo drástico en
inos ontológicos
as formas de ser
u distinción resp
kács, 1981: 11).
modo drástico en
inos ontológicos
as formas de ser
u distinción resp
kács, 1981: 11).
cualquier drama es burgués, porque
burguesas y porque las formas de cu
determinadas por sus formas» (1912
burguesas y porque las formas de cu
determinadas por sus formas» (1912
Belle EPOC
La gran ciudad cae tendida
en su grotesco humo ceremonial.
Estamos ensimismados en una nube
de esferas que se derriten.
Las volutas se nos han
apoderado, se han
constituido como constituciones.
Tú me preguntas con los ojos tiznados
y escupes tu tos sangrante.
Y una vieja grita que en las calles hay pura anarquía, mientras
construye su viaje a casa por la ordenada democracia capitalina.
en su grotesco humo ceremonial.
Estamos ensimismados en una nube
de esferas que se derriten.
Las volutas se nos han
apoderado, se han
constituido como constituciones.
Tú me preguntas con los ojos tiznados
y escupes tu tos sangrante.
Y una vieja grita que en las calles hay pura anarquía, mientras
construye su viaje a casa por la ordenada democracia capitalina.
Tramaa
Suelto el cabello
cabalgando el aire tibio
y nulo de los veranos de los pobres.
Casi se levanta tu vista y me quema
porosos los ojos en una nube
súbita rosa y arqueada.
Sueltos en la caída desde tus balcones y sobrevolando la irradiada
vista que no termina por fructiferar.
No se sabe nada, el plato ha quedado
pasado y
las naranjas, las cosas enterradas en las veredas
de tu villa salen al camino.
Pronto ahogaré tu voz, en
un salto.
Sueltos tus dientes entrarán en mi boca y
se escurrirán todos los muertos
por los ríos. Por los verdes ríos.
Cantan en tus veladas las humos de
los terrones y los insectos se procrearán interminables.
Bifuminado.
Madrugada
El dolor de la espalda es
una furtiva y extraña manera de
escindir un rato las moscas, que son -a su vez- vicios
actuales que surcan
las habitaciones todo el año.
La mano fría sigue en si sitio, muy debajo
del codo y de las alucinaciones
que sostuvo en la tarde
con los amigos y las manzanas en
la manzana verde.
Trago la saliva y la lengua se me estira hasta el corazón
o algo así me parece.
Las hojas son las mismas de todos los días y
se me transforman al llegar al ojo. Tengo
ruido visual parece.
No entiendo muy bien, pero al
parecer un frío como de la avenida se ha venido
a instalar en mis piececitos. Ahora yacen azulosos de frío, y
los niños en la calle mueren con
la ternura de Gabriela.
Se mueren los gatos en el suelo y
en el suelo nacen los gatos. Pero estos gatos
nacen nuevos y se hacen a la vida en un disparo
de esos que corren por las calles.
La mesa continua instalada isla.
La mia cabeza se sumerge en días futuros con tu cintura
en mis manos.
Bajo las colinas en una desesperada espera y me fugo
a las habitaciones de en medio.
una furtiva y extraña manera de
escindir un rato las moscas, que son -a su vez- vicios
actuales que surcan
las habitaciones todo el año.
La mano fría sigue en si sitio, muy debajo
del codo y de las alucinaciones
que sostuvo en la tarde
con los amigos y las manzanas en
la manzana verde.
Trago la saliva y la lengua se me estira hasta el corazón
o algo así me parece.
Las hojas son las mismas de todos los días y
se me transforman al llegar al ojo. Tengo
ruido visual parece.
No entiendo muy bien, pero al
parecer un frío como de la avenida se ha venido
a instalar en mis piececitos. Ahora yacen azulosos de frío, y
los niños en la calle mueren con
la ternura de Gabriela.
Se mueren los gatos en el suelo y
en el suelo nacen los gatos. Pero estos gatos
nacen nuevos y se hacen a la vida en un disparo
de esos que corren por las calles.
La mesa continua instalada isla.
La mia cabeza se sumerge en días futuros con tu cintura
en mis manos.
Bajo las colinas en una desesperada espera y me fugo
a las habitaciones de en medio.
La edad de tus palabras
La edad de tus palabras
es siempre incierta.
Te topas con la brisa y ellas se aceleran.
A veces, cuando
el polvo del patio sale por
mis ojos, te
buscas pretextos
en mi lengua. Y me secuestran las ganas.
Tu voz antifazada
me retrae el instinto y
las mesas se ponen redondas, menguantes.
La edad de tus palabras me enlibertan.
es siempre incierta.
Te topas con la brisa y ellas se aceleran.
A veces, cuando
el polvo del patio sale por
mis ojos, te
buscas pretextos
en mi lengua. Y me secuestran las ganas.
Tu voz antifazada
me retrae el instinto y
las mesas se ponen redondas, menguantes.
La edad de tus palabras me enlibertan.
Interrupción telefónica
El aparato vuela por mi angustia
y me reclama con que se
repite y se repite.
La onda se pierde, se ha perdido.
Hago un montón de listas,
calle abajo y fotocopias y
tu cintura está perdida en Bolivia.
Teléfono, señorito instrumental,
permítame desinterrumpirlo y
saltar de mi cerámica vista a la
orilla de la manga de su chaleco mora.
Por favor, operadora,comuníqueme.
y me reclama con
repite y se repite.
La onda se pierde, se ha perdido.
Hago un montón de listas,
calle abajo y fotocopias y
tu cintura está perdida en Bolivia.
Teléfono, señorito instrumental,
permítame desinterrumpirlo y
saltar de mi cerámica vista a la
orilla de la manga de su chaleco mora.
Por favor, operadora,comuníqueme.
Son unos
En la mitad
de la espalda
hay tres opciones contigo.
A veces -las menos-
decido.
Son unos conchesumadres,
son unos hijos de puta a veces.
Algo a las cerocuatro con veintiseis a-eme
El pez con un estómago de nueces
en mis pieces
y la vida que me recorta.
Tú, por ahí, en las frías salas
y yo sé que esperándome.
Con la pancita hinchada y los pieces no.
Tengo una sensación muy extraña que quisiera contarte: es como de pasos en el rostro, de pequeños pasos. Tengo esa extraña sensación de un día en tus brazos, de un día en mis brazos, recostado.
El gas y las letritas que se van haciendo borrosas, añosas y pesadas. Mañana a la -un poco- mentira y a la -tan poco- certeza.
Los poemas, para nadie
Los poemas son para nadie, para que no los tome nadie y nadie haga nada. O los tome nadie y/o no haga nada. Y el movimiento debe volverse una sucia reivindicación.
Las frutas parece que se extirparon y hacerlas nacer es como una locura, ¡no!, es una tontería. Pero como a nadie le interesa puede dar lo mismo. Y si da lo mismo, pues entonces valen igual.
Ahora bien, si vamos a ponerle nombre, pues pongámosle uno bueno o uno bien raro. Quizá una palabra al azahar. Me importa una raja. Las manos se me enfrían igual escribiendo poemas de tal o cual cosa. Un café, un cigarro y listo. Y el humo de tu boca que he perdido.
Una caja o dos. Eso hay que tener. Una caja o dos, y tomarse todo su interior. Esto, claro, dentro del poema. Todo lo anterior es dentro del poema.
Quiero llenarme el hocico de 'ninguno', de 'nadie', de 'no'. De todo eso aprehendible, de todo eso asible. Como el olvido y lo reciento, o el olvido de lo reciente. De algo que se nos cuela por entre las mangas del chaleco y no lo vemos hasta que estalla en el suelo en miles de cristales.
No sé, quizá reventarme la nariz en un poema. O hacer poemas para la sangre que corra. Para esa que es de ese rojo muy rojo, pero que no se ve tan roja mirada así como de reojo. Quizás agregarle un dado, una sortija o un árbol. Los poemas están llenos de árboles.
Me carga releerse, analizar los poemas desde esa perspectiva tan siútica. Y es que a veces los poemas crecen solos y meterles mano es artificioso, aún para los artificiosos "poetas" (bien entre comillas ellos, oye).
Las imágenes me enredan un poco. Son como fantasmas, como figurillas de porcelana.
¿Dónde estarás Milay?
¿En medio de cuál poema?
Una cama muerta
Una cama muerta en medio
de la sala.
La mirada atónita con el ojo acónito.
Un retazo de las cosas que se me habían
soltado.
Sí, es verdad, se me cae un poco
la semilla y mi pecho quieto se lamenta tanto.
Prístino chocolate que se revuelve en mi interior.
Las murallas la miran desconsoladas.
Las ventanas se apartan, con desdén.
Los dibujitos en la sala me odian, me buscan
por encargo de muerte.
Y el bolso...
El bolso tirado en la mitad de mi vida.
Ya no sé cómo deslizarme, cómo
me excuso conmigo mismo.
Siento un hilito tirante en el pecho.
Las hebras de la cama muerta.
Son las hebras de la cama muerta.
De la cama muerta.
De una cama muerta.
Un rato sin
Un rato sin los pies,
sin la desvencijada manera de vestirnos.
De revestirnos y trasvestirnos.
Un rato sin ti,
sin tu dientes que me comen
la amargura de los días fósiles.
Un rato sin.
O muchos.
Calle y pantalón
La barra de hielo me golpeó
fuerte la nuca y me tumbó.
Una vez abrí los ojos dime
cuenta de tremenda hazaña:
Sí, ¡viva la calle y el pantalón!
Después, quizás tres o cuatro segundos,
una de las mujeres se acercó y me judeó un poco.
La saliva me saltaba entre salidas y
precarizaba mi pecho, como esperando.
Sí, que viva la calle y el pantalón,
pero que no vivan sin voz.
Tres líneas en el suelo
Tres pasos hay que dar
como líneas dibujar.
Una bien grande que se bifurque y una, continuamente.
La segunda -o primera o tercera- es una
que corra con las vendas al aire.
Que salga de tus orejas y se instale,
se divise.
La pequeña, que se alza en medios,
con yes por todos lados, quizás con tes o aes.
Tres líneas que hace poco eran sólo una.
La posibilidad es meternos en la noche
- “Usted se siente excluida del mundo, ¿verdad?”
- “Sí”, dijo, todavía mirándome.
De La noche de los feos, de Mario Benedetti
Yo también me desnudaba.
Su cuerpo tibio y sus dientes apretados
contra mi ahogada esperanza, y sus
nudos deshechos por toda la habitación jugaban
con mis ideas en vaivenes.
No sabía cómo pedírselo, cómo decirle algo.
Ella de a poco se alimentaba de mi,
de mi pecho, de mi lengua. Inhalaba
de sí para apretujarme,
para asirme con toda su tensión.
De pronto su mano.
Pude sentir que su mano era rosada.
Juntaba sus dedos presurosa y tomaba
mis anteojos, que ya me había quitado.
Su nariz chocaba en calma con la mía y se dividía en dos.
Su boca apretada me deshumanizaba de a poco
y yo me iba transformando en ella.
Sí, es como ustedes piensan, quizá no pasó nada.
Tomé sus lágrimas y las mías y las guardé bajo al almohada.
No sé si en verdad toqué sus manos rosadas.
No sé...
Ella no me dijo más nada.
Sólo recuerdo que despertamos y aún había un poco de oscuridad, un poco de nosotros y la violencia de las ciudades.
Es verdad, yo la acaricié. Pero no creo haberla rozado.
No lo sé.
Quizá no pasó nada.
Otra noche
Otra noche
masticando las venas del humo.
Un pequeño gato se me sube
a los hombros un rato y juega
con mi pelo.
Y tu pelo enredándose
un poco en el mío,
y saliendo disparado
en todas las pestañas.
Si supieras
Si tan sólo supieras
o una bocanada de aire nos cerrara
un rato las venas,
se nos preguntaría la tarde o sucedería.
La misma, la formación entre las lenguas
que tanto salivan, la mínima
estelita en las pisadas o en la lectura de las letras,
la tradición toda o cualquier cosa
que sea en adelante viene como
preconcebida y me suena a tanto ruido.
Me suena a sabido, y de indebido tal
vez haya bebido un poco.
Para tramar quizá haga falta un poco de falta,
poblacionar las escandalosas vecinas de allá o
de las carnes al aire. Todo a sangre fría.
Inerme
Quizá esta tarde
se lluevan las densas
tardes que
me acompañasen tanto.
En adelante, quizá
me caiga de los árboles o
se esfume un poco
y deje un tiempito a lo
que me rodean, tal como
he de quedar yo.
Los higos, las brevas y la
descendencia toda
de las frutas que nacen en la carne
harán espacio y podrás hacer vidrios,
pequeños anillos en la tierra
y devenir en mis espaldas.
Quizá, inerme, salve.
Perderse
Debes en cuando hay que perderse
entre las cosas y andar.
Los olvidos nacen y se evanescen como en el hielo seco.
Perderse en subir las colinas y subir las colinas.
Mientras en las luces caen luciérnagas,
la extranjera deviene las llagas.
Comprender
A veces no entiendo
-casi no entiendo o casi siempre.
Las padres rojas y fucsias
de las lomas en tu cuello.
Muchas veces no entiendo nada
-entiendo nada o no entiendo.
Un momento para asirme o
deshacerme en las calles.
Y si me preguntas, pues sí,
busco entre tu seno un poco
de entendimiento.
Para seguir entre las cosas que veo y las que mis
no me preocupo tanto, porque ni estás un
lo malo es que no siempre te puedo
o que no tanto, pero sí me llega a
para decirnos que después
unos días, quizá menos
por un par de cosas
entonces todo
siempre
pero
tú.
Desde acá
Desde acá escupimos,
sobremesa y carbón de
mis dientes y mi sien,
que nadie más hará de sus espaldas
tu caminar.
Fumando y con la coca en las rodillas no me interesa
tu interés "desinteresado"
-anochecido y velado.
No quiero que metas tu lengua,
porque sudamos latinoamérica desde el polvo de
los huesos ida y vuelta
y nacimos soles
-y solos.
Entre tu cama y yo
Entre tus cosas;
Entre tus pasos de
mujer de aquí
pervivo un par
de ratos.
Entre tu cama y yo hay una pequeña
invitación silente;
te llaman también
las sillas y la estantería,
las sábanas, la almohada.
La cama; yo.
Temblor
Siento desde las ramas de los árboles
hasta las
ventanitas entre tus vacilaciones unos
modos furtivos de un
que sale desde los pies
de la tierra mísera.
Llega
Que te traiga el mar con
sus manos llenas y rotas,
que figure tu grito inerme en las paredes
de las calles jóvenes.
Que traiga tus anteojos,
tu lunar y tus labios y te envuelvan
las esperas.
~
Una manta cubre la ciudad, y tú,
tú no has visto mi rostro todavía,
aunque ya me cuele por las ventanas.
Desde mi días
Desde mis días no se ve tan lejano; ni
las casas se levantan sobre la vista.
Y si estallara y mi cuerpo
saliera difuminado
por la calles y las
oficinas,
sería un poco tímido y
tal vez tonto.
Recalaría en los labios que me acunen
o que se revienten
conmigo. Quizás
te habite el sexo o
los pies, sólo quizás.
Y podría mirarte más allá del campo
y las frescas avalanchas que me espantan.
Hay unas furias, aunque inéditas,
maneras de ser
obsecuente y poco consecuente. Porque
para disgregarse hay que tener los hombros firmes
y dejar de estimar e interpretar.
En el papel, salen encuentros
a la medida de cada espejuelo sobre los de
vida y obra.
En silencio
Como toda maravilla, las cosas
de este mundo se
han de mover
en silencio
hay un giro a mis izquierdas,
plenas invitaciones a lo meditabundo.
Es el tiempo de los silencios y -en
ellos-
se pierde ese cristal
en las arenas
Quizás, después de este amargo
barco con sus
macetas colgando en todas las habitaciones,
me salgan raíces por ahí, con cualquiera.
Nube
Nube imperecedera,
polvo en las camisas y los libros
del balcón y las esquinas.
Un día volverás,
y mi fuerza cilíndrica te
hará de nuevo y te
envolveré desde tu matriz
hasta los
rojos
fugaces que te salpican
las vergüenzas y las mejillas.
Un suave viento enarbolado y las
aves grises,
y todo el mundo girando
de impaciencia.
El pañuelo es un mundo, verás.
Cerradas las búsquedas,
habrás de tornar a lo que amistosamente
nunca debiste violentar.
Se caen las flores,
los maceteros, tus senos
y mi voz, que susurra como
siempre tres palabras que siguen intactas.
Una banca
En una banca
se m
e cayeron los secretos
de varias canc
iones en tus
labios y
en tu piel arena.
Tus ojos cristales siguen
llamándome con su satisfacción
en las raíces.
Boca mar
Te lleno en mi boca mar,
pájaros que se regocijan en las
-intentos de la nueva cosa y de la no-
Un hombre pasa y su sombra
se lo come como con venganza.
Lana
Entre las cuerdas
que me dejan caminar por entre la fruta
y las mesitas de la feria hay una risa
instaurada.
Lana en los puestos y en
tu cabeza,
las manos en la tina de baño deslizándose.
El mar,
mi amor por las gentes
de suave caminar y tu
llanto.
Es tiempo de empezar,
lana en mis brazos.
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